domingo, 30 de mayo de 2010

Realidad

Nada es para siempre
mucho menos lo que llaman felicidad
creía haberlo olvidado ya
sin embargo tú, amiga mía,
volviste a recordármelo, ¡gracias Soledad!

La vida siempre ha sido grisácea,
pero tú, mi querida Lucía
me hiciste ver una falsa realidad,
una llena de sueños e ilusiones deseados,
que sabía, nunca iban a ser verdad.

Maldito el día que creí cambiar,
pues todo era un espejismo
y a la vez mi última oportunidad,
pues siendo honesto conmigo mismo
conozco mi desdichada realidad.

Hermosos días aquellos
he de sepultarlos en el olvido
o recordarlos como mis más horribles tormentos
sueños e ilusiones de desprecio,
para torturarme aún más.

Solo te tengo a ti Soledad
y he comprendido que no prometes en vano
tú jamás me vas a abandonar,
por más que te quiera yo olvidar
tú en mi camino te has de cruzar.

Mis sentimientos se van petrificando,
ya ni su sombra quedará;
mis ojos completamente se han secado,
pues lágrimas jamás volverán a brotar,
evitándome a mí mismo, volverme a lastimar.

Sin ti, Lucía, mi sonrisa se ha desvanecido
los días de gloria no volverán jamás,
se han ido con mis sentimientos,
juventud y todos mis talentos.
¡Bienvenida Realidad!

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